POEMA DE FRANCISCO CERVANTES
ADSUM
SAUDADE
DEL POETA
A SU ALMA
CANTANDO
PARA NADIE
APELACIÓN
A LA PALABRA
ADSUM
Deteneos ésta es la tumba
él mejor hubiera querido
no dejar por botín su cuerpo
a la tierra tan voraz
tal el olvido más lento
a él parece no importarle
está muerto
sus huesos ablandados mordidos
por hormigas y tierra
sus hazañas a nadie referidas sino a él
devoradas por el musgo calumnioso
y las notables por humanas
luciéndose como armas
en campos de escudos enemigos
ha muerto como nadie lo sabe
sólo él el de la Inquieta Espada
quieto desnudo de su fama
no sé imagino su sonrisa
la sonrisa de todos sus huesos que sonríen
al conocer el resultado que esperaba
la soledad porque luchaba
ellos no lo supieron ni su lema lo decía
sí lo supo su dama sí lo supo
por eso lo enviaron al destierro
se repartieron entre sus enemigos
todo lo suyo así sucede siempre
ni siquiera una mueca de desprecio
tuvo vivo o muerto para ellos
cuando luchaba combatía
o su espada abría compuertas a la muerte
no era tanto por una “causa”
y cuando amaba oraba
era sólo por el afán de estar solo
lo más pronto posible
de gastar el vanidoso compañerismo
que alguna vez quiso rodearlo
y que se transformó en el muro de su enemistad
esto lo comprendió bien en el destierro
allí fue preciso que supiera
después no podría saberlo más.
FRANCISCO CERVANTES
Cantado para nadie, Poesía Completa, P. 17-18,
D.R. © 1997, Fondo de Cultura Económica
SAUDADE
ESA nostalgia ausente,
azul acaso y por demás vacía,
esa secretaria emoción
más del acaso que elegida,
que me la diga el viento,
quémela diga el viento,
que me la diga, él, viento.
Así, por años e impedimentos,
avance y llegue su osadía
a decirme por qué huye
y por qué la persigo dulcemente.
Nadie contármela podría,
acaso ni siquiera el sueño,
quémela diga el viento.
Como una vieja estampa
que se mira de tanto padecer,
como una cara amarilla
seca ya aun del olvido,
pues nadie puede repetirla,
confirmarla de su alforja…
que me la diga el viento.
Aquella que supe cuando niño,
la que me di yo mismo
porque fuérame negada,
aquella nave ardiendo,
anuncio de tanta lejanía,
de no repetirse así se anuncie…
que me la diga, él, viento.
FRANCISCO CERVANTES
Cantado para nadie, Poesía Completa, P. 87-88,
D.R. © 1997, Fondo de Cultura Económica
DEL POETA A SU ALMA
CONSIDERA, alma mía, que has padecido
En vano; que estás sola
Y cuantas otras almas te rodean
Un poco de tu brillo esperan.
¡Si supieran que lo que brilla es tu vacío!
Alma mía, te aguardan todavía
Dolores y llantos, más no desilusiones.
Que bien pocas tuviste
Y la suerte te ha dejado expuesta a las tormentas;
Las deshiló ante ti muy prontamente,
Aunque quisiste protegerlas
Dándoles asilo en esos sentimientos
Que, hoy no los tienes,
Descubres que tuviste.
En qué húmedo silo
Tu simiente fue cegada
Antes de ser alimento torturado.
Considera, pues, qué delicado
Y bello ha de ser ni siquiera descanso requerir.
FRANCISCO CERVANTES
Cantado para nadie, Poesía Completa, P. 260,
D.R. © 1997, Fondo de Cultura Económica
CANTADO PARA NADIE
LA CÓLERA, el silencio,
Su alta arboladura
Te dieron este invierno.
Más óyete en tu lengua:
Acaso el castellano,
No es seguro.
Canciones de otros siglos si canciones,
Dolores los que tienen todos, aun aquellos
-Los más- mejores que tú mismo.
Y es bueno todo: el vino, la comida,
En la calle los insultos
Y en la noche tales sueños.
¿A dónde regresar si sólo evocas?
¿Amor? Digamos que entendiste y aun digamos
Que tal cariño te fue dado.
Pero ni entonces ni aun menos ahora
Te importó la comprensión que no buscaste
Y es claro que no tienes,
Bien es verdad que no sólo a ti te falta.
La ira, el improperio,
Los bajos sentimientos
Te dieron ese canto.
FRANCISCO CERVANTES
Cantado para nadie, Poesía Completa, P. 147-148,
D.R. © 1997, Fondo de Cultura Económica
DEL POETA A SU ALMA
PALABRA
¿Recuerdas a aquellas que nombraste
Más allá del fuego, en la pasión,
Ardiendo el alma como hoja de otoño
Tormenta u ola en la galerna?
Nunca fuiste extraña
Más bien materia incendiaria
Toda filos, de sangre nunca coagulada,
Dolorosa y placentera,
Placenta y contenido
Ya desarrollado,
Pero ya hoy, palabra sin edad,
Séme grata:
Ensáyate a ser tú
Y ensáñate a ser tú,
En tanto que te toco, tomo
Y te pongo en el papel.
Alárgate y extiéndete,
Encógete y maldice
O
Quítale todo sentido a mi palabra.
Cuéntanos o cállanos,
Palabra.
Pero, ¿nos contemplas o no sabes?
Nos ignoras y nos borras
De tu libro de citas y gomorras,
De tu libro de horas y de aves.
FRANCISCO CERVANTES
Cantado para nadie, Poesía Completa, P. 393,
D.R. © 1997, Fondo de Cultura Económica
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